viernes, 29 de agosto de 2008

Exodo

Éxodo
Ver sus vidas acabar, segadas en segundos en su guerra insensata, debería significar algo para mí. Pero nunca he podido verlos como más de lo que son, seres simples y con sus ambiciones y demás sentimientos viles. Desde su líder, aquel sin sombra, con complejos irracionales y miedos infundados. Puedo ver como guía a esa masa informe al pie de un abismo, no caen pero apenas pueden balancear sus cuerpos en la orilla. Tal vez sus líderes les han fallado antes o su esperanza les ha flanqueado, por ello se dejaron seducir por las dulces notas de la envidia que pregona desde su balcón. Estos nómadas cruzan el desierto de lo que fue el reino de Lucifer, y luego de la guerra de los tres y sin un liderazgo fuerte, igual su destino es vagar incesantes en este inclemente mundo. Desde el rio Estigio de los griegos hasta el último círculo del infierno dantesco, han atravesado y regresado sobre sus pasos, muchas veces y otras más repetido el mismo trayecto. El escriba no ha vuelto y del ángel caído no se ha mencionado nada. Pero son estas hormigas quienes cautivan mi atención. Ahora luchan unos cuantos por tomar las riendas de ese tren con destino cierto.
No cesa de sorprenderme la lucha que los mantiene distraídos. Ahora solo uno se mantiene erguido frente al líder, la lucha se acerca a su fin. El uno, alto de cabello oscuro y su mano izquierda inerte a sus pies; un modelo de fiereza altiva con una fortaleza irascible y una destreza inigualable para un demonio de una categoría tan baja. El otro ínfimo en comparación, mas el brillo de sus ojos irradia un fuego, resplandeciente sobre su espada carmesí de la sangre de su oponente. Su cara deforme por la lucha y sus cuernos cortos, su cola se retuerce entre ambos. El círculo de lucha esta rodeado por temerosos, quienes temen al cambio y quienes temen a la represalia de un triunfador en busca de venganza. Son una extraña colección de seres, diferentes razas y clases se mezclan en una sola olla de terror y resignación. La lucha continua.
¿Por qué luchan? No están destinados, o más bien condenados a una inútil repetición de algo que solo ellos patéticamente llamarían vida. O les es tan importante ir a la cabeza, y ser el primero en caer para terminar con su agónica existencia.
Y continúa la lucha, ahora las garras del rojo han remplazado a su espada pero no ha cambiado su victima. Ya no hay esa su expresión, la de un goce sardónico, por fin veo terror en ese rostro que no me temió. Y aclaman los espectadores, y el circo esta completo, el sacrificio ha sellado un nuevo liderazgo y lo firma con sangre.
Ahora todo ha vuelto a su orden, y ellos continúan su interminable marcha. Desde el rio hasta el último circulo, y vuelve y andan nuevamente sobre sus pasos. Esa es mi labor, y solo a veces me pregunto si somos realmente tan diferentes, ellos y yo; no será mi destino igual de recto, una vía rápida al olvido. Pero todos tenemos nuestros miedos, incluso el señor del terror.

1 comentario:

Berni dijo...

tan bacanes los cuentos .. buen trabajo.

felicidades

- Berni
bernionline.com