jueves, 10 de septiembre de 2009

LA VERDADERA RAZON DE LA INTERVENCION DE CHAVEZ



articulo de: Michael Garret

(Periodista de Inglaterra)

Hugo Chávez, el presidente
venezolano, ha desplegado una persecución brutal contra Honduras , una
pequeña nación centroamericana, con mucha desigualdad social y corrupción gubernamental. Todo comenzó
cuando Manuel Zelaya (Presidente derrocado de Honduras ), uno de sus pupilos y a
quien financió su campaña electoral, fue derrocado del poder.

Chávez ha reaccionado con toda
su fuerza e influencia internacional. Ha dedicado todo acto público y reunión
oficial para atacar verbalmente y amenazar a Honduras . Pareciera que tiene una
lucha contra el tiempo. Por eso los países del mundo y los analistas, se han comenzado a preguntar ¿Cuál es la prisa de Hugo Chávez? :

- - Ha influido para que la OEA condene a Honduras , presionando a su amigo Insulza

- -Llama constantement e a los presidentes de los países de la región para que se pronuncien en contra de
Honduras y no dejan caer el tema en los medios. Así ha logrado intervención de

Cristina Kirshner ( Argentina ), Rafael Correa ( Ecuador ), Evo morales ( Bolivia ),
entre otros.

- -Paga millones a manifestantes, líderes sindicales o militares que se revelen en Honduras .

- -Introdujo en Honduras 5,000
guerrilleros (Con pasaportes falsos entregados por el presidente Zelaya), los
agitadores eran de Venezuela , Cuba y Nicaragua .


- -Pagó y dirigió la operación para tratar el reingreso de Zelaya en un avión venezolano, un plan
militar llamado "Enjambre de Abejas".

- -Hace poco acuñó la frase: "Baño de Sangre" y pidió a los demás presidentes que mencionaran esa
frase, para atemorizar al pueblo hondureño. Así lo hicieron Michell Bachelet de
Chile , Fernando Lugo de Paraguay y Daniel Ortega de Nicaragua.

- -Ha costeado viajes, hospedería y jet privado para el derrocado Zelaya

- -Presiona al presidente de Estados Unidos para que sea más drástico contra Honduras .

¿Qué es lo que busca Chávez? Hay que ser estúpido para no percatarse de que esa persecución Brutal, se debe al interés de algo "muy grande y trascendental" para los planes de Chávez.

Algunos han especulado que es el amor y prestigio del ALBA (El movimiento socialista que él impulsa), otros dicen que hay Petróleo en el Norte de Honduras y el tendría el derecho a explotarlo.

No señores, esta es la verdad sobre lo que Busca Hugo Chávez en Honduras :

-
Chávez se ha convertido en el más grande narcotraficante de América,
según el Congreso de los Estados Unidos
. ¿Cómo lo ha hecho? El verdadero
negocio de un narcotraficante NO es vender DROGAS sino tener "Rutas de
Tráfico". El que tiene una ruta, ese tiene un verdadero y multimillonario negocio
de trafico de drogas.

Pues bien, Hugo Chávez desarrolló en Honduras la RUTA PERFECTA para distribuir
drogas que salen de Bolivia y de Colombia (Las FARC) y luego llega a los
carteles de MEXICO y finalmente a su destino que es Estados Unidos.

POR ESO LA PRISA; Honduras era su principal puente de Drogas. 14 avionetas con
bandera venezolano cayeron en Honduras (Con droga y dinero) en los últimos
meses.

LO QUE PERDIO HUGO CHAVEZ EN HONDURAS FUE LA RUTA MAS IMPORTANTE DE DROGA EN AMERICA con ganancias de mÁS de 100 millones mensuales DE DÒLARES!!

ESE
TRASIEGO DE DROGA ES el Brazo Financiero del ALBA. O sea, en este momento CHAVEZ
ya NO tiene una fuente de INGRESOS para financiar el ALBA. Así de sencillo y
por eso su ATAQUE TAN BRUTAL a Honduras . PARA QUE EL MUNDO LO SEPA.

Londres (14 de Julio 2009)

miércoles, 19 de agosto de 2009

Una noche lluviosa

La lluvia golpea el parabrisas. El sonido estremece el interior del auto. Julia calla, y yo como mierda. Nuestro espacio desdeña leyes. Estos días no han sido placenteros para mí. Ella lo ha sobrellevado estoica. Mi inutilidad se aprecia. Mi odio crece. Ella continúa en silencio. Se convierte en otro accesorio. Me desespera su pasividad. El recurrente golpeteo de la lluvia lo ahoga todo. Solo somos dos personas. Toda esta situación es arbitraria. Otros verían mucho menos que dos. Prendo la radio. Hago algo, miento mi nulidad. Ella se acomoda en su asiento. Imita, quién sabe si con el mismo fin. Me vira la cara. Yo estúpido mire primero. Mi rabia es terrible. Me concentro en la carretera. Está resbalosa por el agua. Debería manejar con cuidado. Pero mi mente reflexiona sobre algo. Pienso en la posibilidad de un accidente. Siento un intrínseco rubor con la idea. Un vehículo de dos puertas no es tan seguro. Este carro en particular no tiene bolsas de aire. Hay estadísticas, cerca del 70% de conductores tienden a ser sobrevivientes. Subo lentamente el volumen a la radio, cambio a una estación menos melancólica, algo más alegra. No muchos pasajeros gozan de la misma probabilidad, aumentada por las carencias de este vehículo. Parece simple, solo cosa de un mínimo movimiento de manos, 1 o 2 segundos de descuido y este plan dará sus frutos. Sigo jugando con los controles del auto, tratando de evitar ofrecer indicios de lo que mi mente elucubra. Estoy seguro de que vale la pena, incluso si los números no juegan en mí favor, es preferible al vacio que el odio ha dejado. Suelto el timón. Ella se da cuenta. Comprende mis intenciones. El odio se manifiesta. Solo por una fracción de segundo. Me arrepiento. Le digo que la amo. Ella no responde. Nunca alcance a oírla. El golpe es seco. La noche se va alargando en prolongadas formas tristes, sombras de las luces artificiales que alumbran la vía donde líquidos se mezclan y se iluminan. Fue la decisión correcta.

miércoles, 5 de agosto de 2009

El Amateur en las Peñas

La obra “el amante” del Premio Nobel Harold Pinter, fue puesta en escena por una compañía amateur el fin de semana pasado por el mes de la ciudad. Con esto se cerraron 30 días de intensa actividad cultural impulsada por el municipio y el gobierno nacional. Esta presentación de la obra se llevo a cabo en una de las casas antiguas del barrio Las Peñas. Esto ofreció la posibilidad de que el público por una parte, admire un hogar antiguo de la ciudad y un escenario diferente para la puesta. El problema fue la colocación del escenario, en el patio interior de la casa. Por esto eran claros y molestos los sonidos ambientales, como los ladridos de perro y demás ruido de la calle. Además, como cualquier casa antigua, el paso de las personas en la planta alta causaba el crujir de la madera lo que ocasionaba molestia. Tal vez esto no hubiese sido un problema, pero los protagonistas de la obra no contaban con la adecuada proyección de voz para un escenario exterior. El actor que interpretó al esposo pudo corregir esto, pero la esposa nunca logro realmente el tono ni el volumen adecuado. El texto ofrece maravillosas interpretaciones, desde la idea de la ventana por la cual el público ve las acciones o la realidad misma de este matrimonio típico de clase media inglesa. El esposo, reflejando una visión del típico hombre ingles flemático, aportó una interesante propuesta de actuación. Al contrario la esposa tuvo momentos extremadamente flojos, así su actuación se vio plana y nada natural, pues su postura incluso aparecía mecánica. La iluminación acertó a las fortalezas que ofrecía el lugar, jugando con la parte expuesta del cerro Santa Ana y su particular coloración. El predominio fue de colores de tonos calientes, como el rojo y amarillo, aunque en momentos se uso un violáceo para la entrada de la cantante al principio y al final. La música fu el otro gran acierto de la dirección, al contar con una joven cantante que rindió una exquisita versión a capella del tango “quizás, quizás, quizás”. Acompañada solo al final, por un percusionista. Este ofrecía pequeños interludios musicales al final de cada escena. Colocado durante este tiempo arriba de la parte expuesta del cerro, esta posición dejaba que el sonido fluya de manera interesante. Con todo un loable intento por una compañía amateur, que con más experiencia definitivamente mejorará.

“Y la Opera Ronda el Puerto”

La opera Manuela y Bolívar es sin lugar a dudas, uno de los mejores espectáculos que agracio a la ciudad en este, el mes que recordamos su fundación. Con una puesta en escena atractiva, desde el enmarcado del escenario con niveles, hasta los complejos números de danza, el publico asistente a la función de sábado no fue defraudado. El Centro Cívico se ofreció como excelente lugar por su amplio aforo, que el público colmó con puntualidad. Aunque la obra tuvo una demora, esta fue mínima y no molestó a los presentes, pero es un suceso constante en los espectáculos en la ciudad. El escenario mostraba un marco, de manera que cada escena era descrita como un cuadro, el efecto visual era impactante y fue logrado por el uso de varios niveles en la tarima. Por mi posición en la sala, en la galería superior del lado izquierdo, por un lado podía apreciar la escena mejor por su orientación, pero la altura mermó el efecto visual que el público en la planta baja apreció mejor. La Orquesta Sinfónica de Guayaquil ofreció un espectáculo al oído, acompañando magníficamente a las voces en escena. La música impuso un ambiente idóneo, especialmente en la escena de la batalla del 24 de mayo inspirando reverencia; luego en las fiestas de celebración, logro relatar ese sentimiento triunfalista que debió vivir Quito. La interpretación de Simón Bolívar y Antonio José de Sucre, la fuerza de sus voces, la claridad de su tono y su proyección fueron excelentes, aún con lo alejado que me hallaba. Los coros que les acompañaron cumplieron bien su labor, sin opacar a las estrellas, ofreciendo la ligereza necesaria, por medio de juegos de palabra, frente la temática central. Lastimosamente la voz de la interprete de Manuela Sáenz, por la lejanía de mi asiento tal vez, no fue entendible excepto al llegar a los registros más altos. Para ello fue acertada la inclusión de los diálogos cantados en una proyección sobre el marco del escenario, lo que facilitó el seguir la trama expuesta por los actores. Sobre el libreto de Diego Luzuriaga, fue una soberbia mezcla de suficientes partes de drama, acción e incluso comedia. Momentos jocosos como los murmullos sobre los amantes y el marido de la protagonista, por parte de los peruanos arrancaron risas de los presentes. La obra fue un gran aporte al deseable retorno de la opera a la ciudad.

“Il Pagliacci, Pienso”

La comedia es uno de los géneros más complejos, pues es fácil arrancar risas pero no tanto el hacernos pensar con ellas. La comedia puede ser burda y lograrlo, pero no alcanzará su fin. En el caso de la obra “Desembledos”, uno se encuentra frente a un tipo de comedia más racional pero que no deja de caer en simplezas para obtener sonrisas. El espectáculo es unipersonal, donde la actriz por medio de la técnica actoral denominada “clown” ridiculiza lo cotidiano. Esta técnica es básicamente exteriorizar su interior, con el fin de aflorar todo aquello oculto en una interpretación libre basada en el juego con la audiencia. El escenario es magro, vacio con solo unas cuantas utilerías. El manejo del mismo por la intérprete es muy importante, pues de pie a la idea de la exageración que impregna el “texto”. Incluso ciertos miembros de la audiencia forman parte del acto, como elementos utilitarios. El espacio vacío es esencial para realzar las cualidades de la interpretación, remueve cualquier posible distracción. La deformación de lo normal, hecha por la exageración en el uso de movimiento, para incluso las tareas más comunes no es novedosa. Personajes como Mr. Bean y otros han explorado este espacio con éxito. El acierto de la producción al seguir este camino está en, de esta forma poder sacar a flote lo ilógico que puede resultar la realidad. La interacción con el público, lo envolvió en este mundo surrealista de ademanes repetitivos, en una especie de interpretación barroca de actos extremadamente simples. En la mente del espectador queda esta noción de lo increíblemente complejo que son los actos humanos, aunque a la vez, somos nosotros mismos quienes los complejizamos de manera arbitraria e innecesaria a veces. La comedia no escapa al uso del humor escatológico como herramienta para la risa barata, pero dentro del contexto, la visión que se plantea el acto, esto es completamente valido. Al existir solo dentro del espectáculo, el clown, no tiene cadenas que le aten de la manera en que la sociedad impone reglas sobre el comportamiento. Esto posibilita este extremo que nos hace reflexionar. De esta manera la obra funciona en dos niveles separados pero inexorablemente entrelazados. El nivel base de la risa fácil, donde la sola visión de lo absurdo causa hilaridad y no temor. Y un segundo y más complejo nivel, donde la risa, causa identificación y reflexión, un replanteamiento del “normal”.

lunes, 29 de junio de 2009

Carta abierta en defensa del Sr. Víctor Bitterman

Es lamentable que el temor generalizado que vivimos en la ciudad, lleve a situaciones deplorables. Particularmente me refiero al reciente hecho, el lunes 22 de junio del 2009 en el restaurante “El Portón”, ahí una persona aun no identificada llamó a la policía por precaución. La llamada se debió al temor de éste comensal por la actitud que le parecía sospechosa, de unas personas de raza negra, entre las cuales se encontraba el Sr. Felipe Caicedo. El incidente causó en el Sr. Caicedo una molestia entendible, luego de que un grupo de policías ingresara al lugar y lo trataran de muy mala forma. Y debido a la fama que goza el Sr. Caicedo, futbolista internacional y miembro de la selección nacional, los medios de comunicación han saltado sobre la noticia. Qué triste que solo por tratarse de una persona conocida se ha hecho gran cobertura de la noticia, en esta ciudad donde sucesos iguales se dan todos los días.
Por ello quiero presentar un par de puntos que me parecen relevantes sobre el desagradable incidente y lo que acontecido luego:
• La ciudad de Guayaquil tiene una tasa de criminalidad alta, no es raro que amigos de lo ajeno ataquen a los locales de comida, especialmente en el área de Urdesa.
• La actitud de la policía, que aparentemente entró con más de 10 elementos uniformados, y procedió a acosar al Sr. Caicedo y a su primo. Esta actitud pude definirse auténticamente como racismo, especialmente considerando las acusaciones que ofrece el jugador sobre lo que le dijeron y como lo trataron.
• El Sr. Caicedo por sus propias declaraciones, asume que la persona que llamó a los policías era el dueño o administrado del lugar.
• La temeridad de la demanda, pues aparentemente ni se tomaron la molestia de confirmar quien llamó a la policía. Con esto le han creado un gran mal al Sr. Bitterman, pues lo han ensuciado en todos los medios de comunicación nacionales e internacionales sin siquiera darse el tiempo de confirmar sus denuncias.
• Y si el Sr. Bitterman fuese el racista como lo tachan con tan mala fe, ¿acaso le hubiese dado atención a los señores? Y si fuera tan racista como incoherentemente aseveran ¿no les habría pedido que se marchasen?
• Y a la persona que llamó a los oficiales, ¿acaso no está en su derecho de protegerse si se siente intimidado?
Con todo esto la conclusión más exacta a la que una persona puede llegar es, la culpabilidad recae sobre los uniformados. Las acusaciones del Sr. Caicedo son contra el trato que le dieron los uniformados quienes fueron los culpables de su mal rato; y su demanda, presentada tal vez por malos consejos que le han dado contra el Sr. Bitterman, está totalmente fuera de lugar pues como ya se aseveró él nunca llamó a los oficiales y el Sr. Caicedo reconoce que asumió que fue el dueño quien llamó.
Yo me solidarizo pues conozco al señor Bitterman y no me queda duda que él nunca trataría a un cliente de esa manera. Tengo el gran honor de considerarlo como un amigo y me causa gran dolor que se lo acuse de estos hechos tan fuera de su carácter. Incluso, y tal vez él no lo quiera traer a colación pero vale mencionarlo, pertenece a un grupo social minoritario también, y sabe muy bien lo que es ser perseguido. ¿Acaso no sufrieron muchísimo los judíos en la Segunda Guerra Mundial?
Quedo pues con la esperanza de poder aportar algo a la defensa de una persona que conozco como integra y lamento que esto le causa tan grave daño. Pues ¿qué más tiene un hombre que su honor?, lo triste es que aunque se aclare la situación ya está hecho el daño. Pues el mal momento ya lo ha pasado también el Sr. Bitterman.
José Antonio Intriago Suarez

miércoles, 24 de junio de 2009

Critica teatral

La obra presentada en el auditorio de la Alianza Francesa de la ciudad de Guayaquil, es una alternativa interesante de teatro leído con una historia infantil. El elenco consta de: Gilby de la Paz, Clara López, Aída Calderón, Marcia Cevallos, Bárbara Aranda y Pilar Aranda. La puesta en escena es dirigida por Santiago Roldós, que dirige al grupo Muégano al que pertenecen todos. Todas las integrantes del elenco estaban vestidas en mallas negras, así como el escenario solo constaba de una mesa con un mantel negro y cinco sillas para las artistas. Esto conspira para elevar a mayores niveles el tono dramático de su lectura. Al eliminar estos elementos, el espectador se centra solamente en las expresiones y la voz de las ejecutantes. La historia en sí, no tiene una gran profundidad, es en esencia una re-interpretación del mito de Alicia en el País de las Maravillas, esta versión nueva escrita por la mexicana Maribel Carrasco. Así pues al eliminar la idea de criticar un texto de por si pobre y repetido, no es menester despreciar la interpretación ofrecida. La acción es llevada en el escenario con una buena iluminación y una excelente elocución por parte de las intérpretes. Hay pequeños juegos de palabra para entretener a los adultos, pero la obra en sí va dirigida a los más pequeños. Las expresiones de las ejecutantes, su proyección de voz son lo que le da ritmo al relato, además del uso de ayudas visuales como los dados y los carteles para separar cada “acto”, lo que deja en la mente del espectador la creación de cualquier otra ayuda visual generalmente asociada con la interpretación de teatro. Es puesto el peso de la construcción visual sobre los hombros del espectador. Con todo es una buena e interesante ejecución de teatro leído, le aporta mucho más al texto que una interpretación más tradicional. Una buena elección por parte del grupo, pues resalta la idea de el uso de la imaginación, parte esencial de la experiencia infantil.

viernes, 13 de febrero de 2009

Sobre lo que pasa en el país

Opinión sobre la columna del 6 de febrero del 2009 de Fernando Balseca “Les Falta Tristeza”
Si uno se quisiera alejar de la postura política que implica el autor de la columna, pues es claro que él esta en la otra orilla política, por así decirlo, del grupo del presidente. Como una autentica y desligada crítica a un comportamiento exhibido por entes de la esfera del poder, no puedo más que estar en acuerdo con su postura.
Cuando se habla de la reflexión, esta es en sí una actividad que apunta a cierta tristeza. Esto es por la naturaleza misma del hombre, desde un punto de vista psicológico, de ente incompleto. Un proceso de constante búsqueda de la satisfacción de necesidades, un rompecabezas en constante fluctuación, esas son posibles definiciones de un hombre. Y en ninguna de ellas puede uno, correcta y lógicamente, adscribir una inherente felicidad.
La reflexión conlleva un mirar hacia adentro, introducirse en la propia psiquis del ente analizado; por el contrario la felicidad es una expresión exterior, hacia afuera para demostrar algo a otros, no para uno mismo. El comportamiento triunfalista del partido de gobierno es lamentable en el sentido, que expresa el Sr. Balseca, de una inherente falta de respeto por la situación del país, un desprecio por el sufrimiento de otros ecuatorianos menos afortunado o que no son parte de la esfera del poder político.
Esto es una falta de compromiso a la moral, pues como lo asevera la columna cuando: “…Basta reflexionar en las necesidades no cubiertas de la gente común para convencerse de que aun tenemos más motivos para la aflicción que para el desproporcionado alborozo…”, es un atentado contra la naturaleza social del hombre este comportamiento de sobre dimensionar mínimos triunfos, de grupos particulares. En palabra más grave, es una completa burla y tomadura de pelo del resto de los ecuatorianos, especialmente considerando el absurdo uso del término “el triunfo de la revolución ciudadana”. Analizando esto de forma fría, no podemos hablar de un triunfo pues una batalla no constituye una guerra; una revolución ciudadana implica el compromiso de la mayoría y para la mayoría, al contrario de la realidad nacional que unos pocos están usufructuando de la mayoría (con la osadía de reprochar a las “viejas oligarquías” en la mitad de las construcción de una nueva y tan o más limitada oligarquía).
Para terminar, y concordar con el artículo, este comportamiento muestra una clara falta de crítica dentro de la cabeza del grupo que maneja el poder en la actualidad. Si en su limitada forma de razonar, han alcanzado el triunfo ojala adquieran una sensibilidad por los menos afortunados y que modifiquen su discurso avasallador hasta lograr una verdadera victoria para todos, como ellos proclaman. Pero, si es que en realidad saben lo limitado de sus objetivos, esto es un mal chiste, un ultraje a la dignidad de toda persona que forma parte del estado, pues se nos engaña y se regodean en el engaño, a costa de todos.

jueves, 29 de enero de 2009

Las Aventuras de Gustavo Ramirez

Capitulo 1

La escuela era sencillamente insoportable para él. Las largas lecciones de matemáticas con el doctor González, las aburridas clases de gramática con la licenciada Sarmiento y las de historia con el licenciado Santos le quitaban las ganas de estudiar. Pero eran una tortura aguantable, con tal de poder tener las clases de geografía del profesor Jiménez. Poder conocer tanto sobre lugares y personas tan lejos de su país, y así acercarse un poco a su hermano. Eso era lo mejor de su día. Aunque las horas de deportes, y los partidos de futbol con Juan, Pedro, Andrés, Alfonso y los demás también lo divertían. No, esos mapas y libros con fotos o dibujos de nativos (así se llama a una persona que pertenece a una región) de lugares tan lejanos como Mongolia o Mauritania. Eso era aprender, estos conocimientos eran los que le servirían algún día.
Ya era difícil levantarse temprano, peor sabiendo que clases tendría esa mañana. Y después de acompañar a los más pequeños a su escuela, siempre caminaba lo más lento posible a la suya. Especialmente los lunes, como los odiaba. Como todos los lunes las clases del colegio empezaron con una aburrida clase del doctor González, era terrible tener que escuchar esto a las 7 de la mañana. Lo peor de todo fue que se le olvidó hacer la tarea, y por demorarse tanto en llegar, no alcanzo a pedir la ayuda de María Fernanda. Mafer era la chica más aplicada del curso, y la única chica que compartía su gusto por la geografía. El doctor se molesto muchísimo y lo mando castigado afuera de clase. Bueno, no todo era malo esta mañana. O así lo creía Gustavo mientras caminaba por los pasillos de su colegio, un edificio muy antiguo de 3 pisos. Si alguien lo viera por fuera, vería sus grandes muros de cemento pintados de un color azul ya desgastado, este muro no dejaba ver a nadie dentro del patio. Había algunos dibujos hecho por muchachos traviesos, dándole una apariencia cómica. Si se entraba por la gran puerta de metal roja, uno pasaría por la cancha de césped marchito y desde allí se podía apreciar completamente a la vieja escuela. Este edificio de cemento y bloques rojos, se veía triste en las mañanas frías. Así recibía a los estudiantes que llegaban con una falta de ganas notable. Mientras Gustavo viraba en el pasillo frente a las aulas de ingles en su camino a la oficina de la inspectora, esas aulas con puertas blancas y un vidrio por el que se podía ver a los profesores. Al llegar a la oficina de la Señorita Blanca, toda llena de papeles muy desordenados, le dijeron que debía ir a la oficina del director.
“Pero solo olvide mi deber, ¿por qué tengo que ir donde el director?”
“No hagas preguntas niño, solo obedece”, respondió tajante la inspectora.
“Pero es injusto.”
“Solo ve con él, tiene que decirte algo”, mostrando algo de preocupación y un poco de pena en su voz.
“¿Pero…?”
“Por favor, anda a su oficina. No preguntes más”, lo corto y sus ojos le dijeron que callara.
En contra de su voluntad y demostrando con resoplidos su actitud, salió de esa oficina. Con mal humor caminó por los pasillos, pensando que pasaría. Esta vez el camino lo llevo frente al aula del profesor Jiménez, que esperaba al inicio de su próxima clase. Al verlo, le pregunto:
“Ramírez, ¿qué haces dando vueltas por el pasillo, no tienes clases?”, le preguntó algo serio.
“Disculpe profe, es que me sacaron de la clase de matemáticas”, respondió con algo de franqueza
“Pero la oficina de la inspectora esta por allá, ¿A dónde vas tú?”
“La inspectora me envió donde el director, no se por qué”, era obvia la preocupación en su voz por la razón de esta visita al director.
“Apura entonces, no hagas esperar al doctor Macedo, que por algo ha de querer verte”, le dijo Jiménez en un tono tranquilizante.
Esta pequeña conversación le dio un poco de seguridad, él sabía que su profe le tenía un gran aprecio. Era el único que esperaba grandes cosas de este joven, sabía que llegaría lejos. Este encuentro animo su paso. Mientras continuaba por el largo pasillo, paso frente a su casillero. No supo porque, pero se detuvo por un momento. Algo lo llamó y abrió la puerta del casillero. De adentro sacó una cadena, la de su hermano. Tuvo que ponérsela al cuello, algo le decía que lo haga. Nuevamente se detuvo y pensó por un momento en qué había sucedido. A su cabeza vino su hermano, y donde estaría.
La puerta que lo recibió era distinta a las demás. De una madera oscura que no parecía combinar con la pintura blanca de las paredes alrededor. Y en letras blancas, “Director”. Se armó de valor y tomó la perrilla de la puerta para entrar. En esta nueva oficina, a diferencia de la de la inspectora, estaba muy ordenada. También tenía muchos papeles, pero ordenados, y detrás del escritorio del doctor un estante que cubría toda la pared. Filas de libros, nuevos y viejos, algunos con polvo que hizo picar un poco su nariz. Todo normal hasta ese momento, pero al mirar al director, se dio cuenta que había alguien más en la oficina. Se dio la vuelta y lentamente comprendió quien más estaba allí. En las sillas, una de las que lo conocía muy bien pues ahí se sentaba cuando iba a la oficina, en vio a su madre sentada. No sabía que estaba pasando, usualmente a esa hora su mamá estaba recogiendo a los pequeños de la escuela y preparando el almuerzo. En sus ojos, rojos e hinchados, pudo ver una pena inmensa y se dio cuenta de que algo terrible había pasado. De inmediato se sentó a un lado de su madre y le sostuvo la mano.
“Mamá, ¿qué ha pasado, por qué estas aquí?”, preguntó nervioso.
“Ay mi amor, ha pasado algo terrible…”, su voz se quebraba mientras trataba de decirle.
“Mamá por favor, ¿le ha pasado algo a los gemelos, o a la pobre Victorita, dónde están?”, el miedo ya lo envolvía completamente.
“Ay mijito…”
“Mamá, hable por favor.”
El director se paró en ese momento, y tomó el hombro de la mujer desesperada. Y dijo:
“Joven, su madre está muy consternada. Me temo que cae sobre mí decirle la terrible noticia. Su padre ha estado en un accidente.”
“Pero qué….”, alcanzo a balbucear.
“De lo que madre me pudo explicar, aparentemente ha ocurrido un accidente mientras su padre supervisaba la construcción de un almacén para su negocio. Una viga le cayó al momento en que obreros trataban de levantarla. Fue llevado de emergencia al hospital, donde esta en cuidados intensivos.”
No atinó a decir nada. Su papá. Un accidente, y lo habían llevado a la clínica. No sabía que hacer, que decir. Vio los ojos de su madre, hinchados de lágrimas y no pudo evitarlo. Lloro, hundió su rostro entre sus manos y se dejó ir. No había llorado así desde esa noche en que su hermano le dio la cadenita, esa que llevaba colgada de su cuello. No pensó en la increíble coincidencia de haber tomado la cadena, la que nunca usaba en el colegio. No, en su mente solo su padre estaba. Y pensó en su hermano, en donde estaría y en cuanto lo necesitaba en ese momento. Se dijo a sí mismo, Alejandro sabría que hacer. Él consolaría a la mamá, se encargaría de todo y todo saldría bien. Pero él no estaba con ellos. Nada saldría bien, y tuvo miedo de tener que hacerse cargo de todo. Se levanto de pronto y corrió. El director y su madre no tuvieron tiempo de hacer nada. Al tirar tras de sí la puerta de madera, corrió sin dirección. Sus ojos empapados de lagrimas, corrió ciegamente por el pasillo, solo un pensamiento en su cabeza. Debía buscar a Alejo, él sabría que hacer. Si él regresaba a casa el sabría consolarlo, pero esto lo enfureció. Eran los pensamientos de un niño temeroso. El ya no era un niño. Era un hombre, si algo le sucedió a su padre, él debía cuidar de su familia. Paró y alzo sus ojos a las luces de neón que alumbraban el pasillo. Y emprendió su regreso a la oficina del director.

Las Aventuras de Gustavo Ramirez

Introduccion

A Gustavo siempre le fascino el mar. Desde muy pequeño, incluso su primer recuerdo consistía en ver los barcos surcar el rio desde la gran ventana en la oficina de su padre. Sentado en el sofá de cuero negro, se paraba ayudado con el apoyabrazos y miraba, con un grado de atención que desafiaba su corta edad, el paso de las naves surcando las aguas. Rodeado de paredes enchapadas de madera, la humedad de la ciudad era levemente vencida por ventiladores y un sistema acondicionador de aire. Su padre lo observaba con mucha atención, cada momento que su trabajo lo permitía. Pensaba en que podría hallarse la mente de su pequeño, el segundo de sus hijos. Solo pequeños tosidos del muchachito, producto de una alergia causada por la acumulación de polvo sobre los antiguos muebles de madera o la alfombra, distraía su mirada. A veces el niño le preguntaba:

“Papá, ¿me compraras un barco cuando sea grande? Quiero viajar por el mundo y llevar a mi ñaño Alejo.”

“Si mijito, pero solo si te portas bien y terminas con todos tus deberes.”

“Y además no te olvides de darle un beso a la mami antes de ir a dormir.”

“Bueno, papito.”

El otro recuerdo más viejo era sobre su hermano Alejandro, mayor a el con 10 años. Se acordaba de la navidad cuando tenía 4 años, su hermano le regalo su juguete más preciado, ese que nunca le había prestado antes a pesar de que se lo pidiera llorando. Era un soldado, con uniforme de la marina. Ese día Alejandro le dijo que siempre estaría ahí para protegerlo y darle todo lo que él quisiera. La sala de la casa, con un inmenso árbol de luces brillantes de muchos colores, quedo grabada en su memoria. Aunque algunos años después su mamá cambio los muebles cafés con rayas verdes y sacaron la alfombra para poner un piso de madera, él nunca olvidó como se veía esa mañana. Y desde ese día, su hermano siempre lo protegió. Incluso el día en que el grandote Pancho se le llevo su libro del Capitán Alatriste, Alejo se paró frente al malo y lo puso en su lugar. Recuperó su libro y no dejó que nadie se metiera nunca más a molestarlo. Alejo era el único que comprendía su amor por los libros y la lectura. A veces se pasaban horas en la biblioteca de la casa del abuelo leyendo sus viejas novelas de aventuras, de piratas buenos y de caballeros que rescataban a princesas en peligro. Esas tardes cuando leer los transportaba a mundos fantásticos, juntos para divertirse.

Gustavo era un joven como cualquier otro de su edad, tenia 15 años pero le gustaba decir que eran 16. Era el segundo, después de él nacieron los gemelos Alfredo y José, y la pequeña Victoria que ya tenia 6 añitos. A su hermano Alejandro no lo veía desde hace 5 años, pues había escapado de casa para perseguir su sueño de ser escritor. Su papá siempre pensó que Alejo seria el que lo acompañaría en su negocio. Tuvieron una pelea muy grande, y a pesar de las lagrimas de su madre, el decidió dejar la casa. La memoria de esa tormentosa noche, la lluvia no había parado por 3 días, estaba aún con él. Como su ñaño lo despertó, y muy silencioso, puso en sus manos una cadenita. La cadenita que la tía Gina le había dado por sus 15 años, con una cruz dorada, para que lo proteja. Le dijo:
“Sé que prometí que te protegería, por eso ten esto”, en voz muy baja y con lo que parecían lagrimas en los ojos.

“Pero si te necesito, ¿qué voy a hacer?”

“Shhh, silencio. No te preocupes, si la tienes contigo siempre y me necesitas, esto te guiará hasta mí.”

Con un leve abrazo y un beso en la frente, se marcho.