miércoles, 5 de agosto de 2009

“Il Pagliacci, Pienso”

La comedia es uno de los géneros más complejos, pues es fácil arrancar risas pero no tanto el hacernos pensar con ellas. La comedia puede ser burda y lograrlo, pero no alcanzará su fin. En el caso de la obra “Desembledos”, uno se encuentra frente a un tipo de comedia más racional pero que no deja de caer en simplezas para obtener sonrisas. El espectáculo es unipersonal, donde la actriz por medio de la técnica actoral denominada “clown” ridiculiza lo cotidiano. Esta técnica es básicamente exteriorizar su interior, con el fin de aflorar todo aquello oculto en una interpretación libre basada en el juego con la audiencia. El escenario es magro, vacio con solo unas cuantas utilerías. El manejo del mismo por la intérprete es muy importante, pues de pie a la idea de la exageración que impregna el “texto”. Incluso ciertos miembros de la audiencia forman parte del acto, como elementos utilitarios. El espacio vacío es esencial para realzar las cualidades de la interpretación, remueve cualquier posible distracción. La deformación de lo normal, hecha por la exageración en el uso de movimiento, para incluso las tareas más comunes no es novedosa. Personajes como Mr. Bean y otros han explorado este espacio con éxito. El acierto de la producción al seguir este camino está en, de esta forma poder sacar a flote lo ilógico que puede resultar la realidad. La interacción con el público, lo envolvió en este mundo surrealista de ademanes repetitivos, en una especie de interpretación barroca de actos extremadamente simples. En la mente del espectador queda esta noción de lo increíblemente complejo que son los actos humanos, aunque a la vez, somos nosotros mismos quienes los complejizamos de manera arbitraria e innecesaria a veces. La comedia no escapa al uso del humor escatológico como herramienta para la risa barata, pero dentro del contexto, la visión que se plantea el acto, esto es completamente valido. Al existir solo dentro del espectáculo, el clown, no tiene cadenas que le aten de la manera en que la sociedad impone reglas sobre el comportamiento. Esto posibilita este extremo que nos hace reflexionar. De esta manera la obra funciona en dos niveles separados pero inexorablemente entrelazados. El nivel base de la risa fácil, donde la sola visión de lo absurdo causa hilaridad y no temor. Y un segundo y más complejo nivel, donde la risa, causa identificación y reflexión, un replanteamiento del “normal”.

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